top of page

Perfecto Artola Prats

​​

Perfecto Artola Prats se afincó en Málaga en el año 1931 y permaneció aquí hasta su

fallecimiento, el 23 de octubre de 1992. En Málaga, Tierra Ideal (título del pasodoble que

le dedicó al lugar y ciudad que lo acogió y vio desarrollar su carrera), el Maestro Artola

deja su sello en todas y cada una de las facetas que cultivó durante sus 60 años de

carrera. Se convierte en motor, empuje y piedra angular del movimiento musical malagueño

de la segunda mitad del siglo XX, en todas sus variantes. Sin Artola no podría entenderse la

formación musical, el desarrollo de formaciones y la sintonía de la Semana Santa

malagueña. El Maestro Artola mostró desde bien pequeño sus grandes dotes para la música.

Sus primeros instrumentos fueron la guitarra y la flauta de caña, fabricada por él mismo,

despertando con ellos su curiosidad musical.

Si Artola es conocido en Málaga por las marchas procesionales, entre otras cosas, en Benassal, su pueblo natal, es reconocido por sus pasodobles de concierto, taurinos o flamencos, así como por sus grandes obras escritas para banda como la obertura Romería a San Cristóbal, Fadrell o la suite El Maestrazgo.

Siendo su obra Gloria al Pueblo, el que mayor notoriedad le dio, su gran pasodoble de concierto, dedicado al propio Benassal, un orgullo, un emblema para la localidad, para todo el levante español y que alcanzó su popularidad a nivel internacional en el año 1952 llegando hasta New York.

Perfecto Artola Prats se traslada a la Banda Municipal de Málaga, aconsejado por su director Julián Palanca (director de la Banda de Música del Regimiento de Infantería de Barcelona y de La Primitiva de la Lliria), para tomar plaza como clarinete principal. En la Banda Municipal malagueña permaneció 48 años, 34 de ellos como director de la misma, siendo quien más tiempo ha permanecido, hasta ahora, en dicho cargo. Se jubiló, por edad, en 1974, pero siguió desempeñando su función como director hasta el año 1979.

Continuó en esa labor, de manera altruista, por el tremendo cariño que le tenía a la banda y por la dificultad de encontrar un sucesor meritorio del minucioso y elaborado trabajo realizado, evidencia que quedaría patente como un hecho transcendental.

Gracias a todo el tiempo que permaneció en la banda, formó a grandes músicos profesionales que, 32 años después de su fallecimiento, aún permanecen en ejercicio. Artola llevó a lo más alto la calidad artístico-profesional de la Banda Municipal de Málaga, creando una escuela donde su impronta y manera de hacer permanece hoy día.

Su papel como clarinetista en la Banda Municipal de Málaga, en sus primeros años de estancia en la ciudad, los compaginaba con la dirección y como componente de la afamada Orquesta Artola, tremendamente conocida en las salas y hoteles de la época, entre los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Amenizando cenas, veladas y grandes bailes en hoteles como El Caleta, el antiguo Hotel Miramar, los Baños del Carmen, Café Español, Peña Malaguista, Radio Málaga Onda Corta o S. Recreativa.

Por otro lado, el paso del Maestro Artola por la Orquesta Sinfónica se produjo en la mitad de la década de los 60. La orquesta se creó en el año 1945 de la mano de Pedro Gutiérrez la Puente, profesor del Conservatorio afincado en la ciudad. Málaga fue pionera en la formación de este tipo de orquestas, ya que es la segunda sinfónica más antigua de nuestro país. Una formación no exenta de dificultades en su creación, esfuerzo que quedará para los anales de la historia de esta orquesta, apoyada por distintas instituciones, sin llegar a lograr grandes éxitos en aquellos años. Prueba de ello es la diversidad de denominaciones que tuvo por ser absorbida por otros como el CSM o la Sociedad Filarmónica, pasando a ser orquesta de cámara, en los momentos en que Artola toma su dirección a petición de Gutiérrez la Puente, quien en principio seleccionaba los instrumentos de cuerda, y el Maestro Artola viento madera, viento metal y percusión. Artola fue requerido por su buen y reconocido trabajo y para darle un empuje a la orquesta, a la que permanecería unido 10 años, interpretando obras de tan reconocido prestigio como Caín y Abel y Capricho Peruano, entre otras de su propia autoría.

En 1946 reorganiza y toma el mando de la Masa Coral de Málaga, participando en su dirección y presentación a concursos. Esta agrupación pasó a llamarse más tarde Agrupación Lírica Malagueña dirigida por el Maestro Artola durante los años sesenta. Su reaparición tuvo lugar en 1947, en un concierto conjunto con la Banda Municipal de Málaga, y dirigido por el maestro. Ese fue el inicio de una magnífica relación que llevó a diversas colaboraciones entre las agrupaciones dirigidas por Perfecto Artola Prats, con actuaciones en diversas localidades de las provincias de Málaga, Santander, Torrelavega y certámenes líricos, teniendo en plantilla un total de sesenta voces.

Cabe destacar en la figura de Artola su etapa como docente; no solo como profesor y posteriormente Catedrático de Clarinete durante los 28 años que permaneció en el Conservatorio Superior de Música de Málaga, del que también fue subdirector, sino ejerciendo un magisterio a lo largo de toda su vida en todos los alumnos que pasaron por sus manos.

Ejemplo de esa gran labor docente y pedagógica, es la creación de las bandas juveniles de los niños del Colegio Ave María, la afamada Banda de los Niños de Natera, que tuvo diferentes denominaciones a lo largo de su historia. Recorrió con ella toda España y Portugal hasta finales de los años 50. Eran más de 270 jóvenes los que participaban en esta agrupación musical, de los cuales más de 100 se dedicaron a la música profesionalmente.​ La excelente labor pedagógica era notoria y quedaba patente en la cantidad de premios y menciones que recibía este elenco de jóvenes instrumentistas guiada bajo la dirección del Maestro Artola, llegando a ser considerada fuera de concurso en todo el ámbito español y dotada de categoría nacional en el año 1947.

El musicólogo, crítico y académico Echevarría Bravo lo calificó como un caso único en la historia de la bandística de España, razón por lo que en la conferencia internacional de profesores de música organizada por la UNESCO, celebrada en Bruselas en 1953, se dio mención a su calidad didáctica y artística.

Con todo lo expuesto, llegamos al epicentro que nos ocupa en esta etapa de docencia del Maestro Artola, que no es otro que nuestra Semana Mayor dedicada a la religiosidad popular: la Semana Santa, que Artola desafió con diversas bandas juveniles, y junto a su querida banda Municipal de Málaga, de una manera incansable, con ahínco y tesón. Entendiendo una manera de procesionar, la devoción a cada imagen, la manera de ser y la idiosincrasia de cada cofradía y hermandad, entendió, estudió y se involucró en una cultura y en la religiosidad popular de una ciudad.

Cuando fue nombrado director interino de la banda municipal, en el año 1945, impuso una de sus primeras señas musicales en nuestra Semana Santa, incorporar la Marcha Fúnebre de Chopin tras la imagen del Santo Sepulcro. También fue responsable de la imposición del himno estudiantil, Gaudeamus Igitur, otra gran seña de identidad de la Cofradía de Estudiantes y de nuestra ciudad. En el año 1958 realizó la gran obra de la Semana Santa: Poema Sinfónico; Semana Santa en Málaga. Un poema descriptivo con distintos pasajes sonoros que te llevan a recorrer nuestra Semana Santa a través de los sonidos.

A partir de los años 80, coincidiendo con la jubilación de Artola, comienza la etapa compositiva del Maestro. Son muchas las cofradías que realizan una petición al Maestro Artola, afincado en su casa de calle Fernando El Católico. Llegó a componer un total de 41 composiciones, de las que han desaparecido dos, ambas dedicadas a los titulares de la Archicofradía del Paso y la Esperanza. Del resto, todas fueron regaladas por el Maestro a las cofradías de nuestra ciudad, jamás cobró un céntimo por ello.

Amaba lo que hacía, y lo hacía con el empeño y precisión propios de su personalidad, cuidando cada detalle, componiendo en base a la calidad artística, técnica y expresiva de los jóvenes intérpretes y solistas de las distintas bandas que dirigió. Prueba de ello fue su última creación, la prestigiosa banda de los Colegios Miraflores y Gibraljaire en el año 1975. Fundada por Don Claudio Gallardo, gran promotor sociocultural, y el propio Artola, junto a sus discípulos Don José María Puyana y Don Manuel Aragú. Una banda por donde han pasado centenares de jóvenes y chiquillos, proporcionándoles una formación musical de excelente calidad, llegando a ser un gran semillero de magníficos músicos para Málaga y el panorama nacional. Muchos de ellos se dedican hoy en día profesionalmente a la música, como aquellos niños de la Banda de Natera, cepa de la bandística malagueña, una prueba más de esa gran labor pedagógica y didáctica.

El Maestro Artola dedicó la última etapa de su vida a componer para las cofradías de su Málaga querida. Composiciones para estos jóvenes principiantes de Miraflores y Gibraljaire. Marchas con carácter de grandiosidad y solemnidad, de corta duración, predominio de la melodía, fluidez armónica y sentido del ritmo. Instrumentación nada compleja pero muy bien estructurada, tonalidades sencillas y fáciles de interpretar, asequibles para bandas modestas que puedan ejecutarlas con la mínima pérdida de calidad y sonoridad en cualquier momento y lugar del largo trayecto, aún con el presumible cansancio de los músicos. Marchas muy pegadizas con efecto para los oyentes. He aquí, una vez más, su gran labor como docente y pedagogo.

El 24 de diciembre de 1975 con motivo de la inauguración del árbol de Navidad de la barriada de Miraflores de los Ángeles, en la plaza, tuvo lugar el primer concierto estreno de la banda de música Miraflores y Gibraljaire. Junto a este gran momento se estrenó el Himno Miraflores y Gibraljaire, compuesto por el propio Artola. Tras este concierto, el Maestro Artola le cedió el testigo y la batuta a Don José María Puyana, verdadero seguidor, valedor creador y padre de esta banda, junto a Don Manuel Aragú, profesor de solfeo de la misma.

 

Por último, en los múltiples conciertos y estrenos de marchas procesionales, recordar a un Maestro Artola muy emocionado que llegó a decir: "solo puedo dar las GRACIAS a esta magnífica banda. GRACIAS a estos jóvenes GRACIAS a estos chiquillos, porque gracias a ellos yo puedo seguir haciendo y escuchando mi música."

IMG_9083-1-3_edited.jpg
Diseño sin título-116.png


¡Apúntate!


¿Quieres formar parte
de nuestra historia?

bottom of page